Mundo fatigado

 

Conclusiones gastroeconomicas después de escuchar a Zapatero y Rajoy. Vivimos en un mundo fatigado. Los dioses han desaparecido, los héroes han muerto. Solo se oye el ruido de una gran maquina que gira sola y que en cualquier momento puede prescindir de todos nosotros.
Miramos el mundo y el mundo se nos cierra. No sabemos que va a pasar mañana, cierto, pero el problema no es ese: el problema es que a todo el mundo le da igual. Las sociedades desarrolladas se instalan en el nihilismo pasivo del bienestar material.
Hay quien ve aquí el fin de la historia, el triunfo absoluto de la modernidad, la meta del camino. Este mundo cansado y maquinal seria el fin de la historia. La angustia se intensifica.
Es preciso abrir los ojos. El sistema trata de persuadirnos de que vivimos en el mejor de los mundos posibles y nos invita a dejar las cosas como están, pero ese sarcasmo ya no convence a nadie. En el momento de su máximo apogeo, la gran máquina empieza a renquear y deja ver claramente sus límites. Hoy podemos ver claramente que el sistema se ha quedado sin respuestas.
El sistema ya no sirve ni desde el punto de vista ecológico, porque todo lo que hace significa una nueva perturbación, ya no sirve desde el punto de vista espiritual porque se ha mostrado incapaz de satisfacer las aspiraciones interiores del hombre. El sistema ya no sirve desde el punto de vista político, porque el individuo no forma parte de el, ha dejado de ser ciudadano y se siente desamparado y busca nuevas vías. La vía económica se ha instalado como un gran sistema burocrático de ambición planetaria que nos somete a la amenaza permanente de un colapso financiero.
El sistema empieza a mostrar su crisis y sus contradicciones, que cobran una dimensión inesperada. Es vitalmente necesario mirar desde fuera la situación para cobrar conciencia de sus límites y diagnosticar lo que esta pasando. Es preciso asignarse una tarea.
Queremos abrir el mundo. La modernidad y el sistema están agotados y son incapaces de satisfacer esa ansia de novedad permanente que ellos mismos han despertado. Lo que se nos ofrece a cambio es una especie de Disneylandia trivial, cerrada, inmóvil y aparentemente protegida, pero perpetuamente amenazada por colapsos globales y crisis de todo genero. Y ese no es el mundo que queremos.
Es hora de pensar.
Nuestra cultura nació cuando los primeros griegos se enamoraron del pensamiento, pero el mundo actual ha olvidado ese amor, se trata de reinventarlo. El destino esta abierto. Pero∑
El debate de Zapatero y Rajoy aparentemente lejano, nos atañe a todos, pues deciden nuestro futuro en los próximos años, la propuesta básicamente es la misma. Dos ciegos dándose palos de malas maneras, el uno por sacarse la vergüenza diaria y la frustración por la perdida reiterativa electoral, el otro por no tener ni valor ni margen para enfrentarse verdaderamente a los problemas del individuo a largo plazo. ¡Que vergonzoso!

Visto lo visto mi conclusión es la siguiente. No hay nación para el individuo, -(sino que se lo pregunten al rey mientras sonaba ayer el himno en Mestalla, pobre, que papelón, no escuche nunca tantos silbidos, ni viendo torear a Ortega Cano aquí en valencia)- bueno, que me desvío del tema.
Estamos solos y solos tenemos que sacarnos las castañas del fuego. Todo ese sinfín de virtudes que vimos en el Parlamento se resumen en una sola y simple frase; virtud es obediencia. Una virtud hay que quiero mucho, una sola, se llama obstinación, o sea, cabezonería. Cualquiera de nosotros tenemos talento de sobra para ser libres y felices, no lo olvides, es hora de pensar. La obstinación también es obediencia, la cuestión estriba en saber a quien se obedece. El que es obstinado obedece a otra ley, a una sola, absolutamente sagrada, a la ley que lleva en si mismo, al propio sentido de la existencia, de tu existencia, a tu propia ley.

Ya, para despedirme deciros que estoy realizando un curso de marketing, como dicen los americanos, ya os contare lo que estoy desaprendiendo, lo que si recomienda el experto es que en estos tiempos mas que nunca necesitamos detalles que nos permiten seguir gozando de una vida placentera, pecadillos básicos como salir a un restaurante se han convertido en aliados para salir de la dichosa crisis. Si, no te rías, lo digo en serio, el maestro lo aconseja y además, ya sabes que los precios generalmente se han moderado.

Esperando verte pronto, para no coger una depresión de caballo, mi mas sincero abrazo.

Paco Aviñó.

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