Carmen, una apasionada a los viajes y la gastronomía, nos regala, en el poco tiempo que le deja su profesión, toda su curiosidad vital por sus experiencias culinarias y mundanas. Su carácter, dulce, delicado, observador y generoso, se plasma en cada receta, en cada experiencia, en cada relato de su blog. Esta vez, dedico su tiempo para visitarnos, y así nos describe en su blog. léela siempre que puedas, te endulzara la vida… http://atableconcarmen.blogspot.com.es/
Dice así…
El nombre de este restaurante no podía ni resumir ni concentrar mejor su esencia.
Genuí en valenciano quiere decir genuino y el diccionario explica este término por una parte como auténtico, legítimo y por otra, como propio o característico.
Auténtica es la pasión que Paco Aviñó, el patrón de esta nave, siente por la gastronomía. Legítimo su buen hacer y la forma de enfocar su rumbo. Propios o característicos, los productos de temporada que emplea y como los va adaptando hasta darles un discreto toque personal.
En nuestro primer encuentro algo tuvo que ver el azar, y digo algo, por que si yo puse de mi parte, el factor suerte también intervino. En el diario provincial Levante se convocaba un concurso: «Si cocinas arroz tienes premio»
Imagináis bien, el premio tenía que ver con el Restaurante Genuí, ya que consistía en una cena.
En aquella época el restaurante estaba en Catarroja, a pocos kilómetros de Valencia. Recuerdo que me sorprendió que un restaurante con aquellas inquietudes, con ese tipo de cocina en el que prevalece la buena materia prima de temporada y el buen trato hacia ella, estuviera situado entre grandes centros comerciales y naves industriales. Nunca hubiera imaginado encontrar allí una cocina con esa delicadeza y ese mimo.
Pensamos volver en otra ocasión, aunque no lo hicimos. Confieso que siempre encontrábamos pegas a la situación. Nos hicimos seguidores de su blog. La lectura de los artículos de Paco seduce, te invita a esperar el próximo. Me descubrí en sus artículos asintiendo a mucho de lo que decía y coincidiendo en opiniones y gustos, así hasta que en uno de sus posts leí que cerraba el restaurante.
¡Maldita crisis! Me parecía muy injusto aquel cierre. Esos fueron mis pensamientos durante unos segundos, afortunadamente seguí leyendo. Sí, Restaurante Genuí en Catarroja echaba el cierre, pero Restaurante Genuí en Bétera, en el Club de Golf Escorpión, abría sus puertas.
Quedé aliviada. Era una buena noticia. Esta nueva ubicación era sin duda mucho mejor. Enseguida quedó anotada la visita en la agenda. Agenda o lista de espera interminable, cuando no por una cosa por otra, pasó el verano y yo todavía no había «pasado» por el Restaurante Genuí.
Domingo. Primer día de otoño. De hoy no pasa. ¡Nos vamos a celebrar el cambio de estación al Genuí!
El restaurante está ubicado en lo que fue la residencia de verano del Marqués de Dos Aguas, una preciosa casona situada en un entorno privilegiado y relajante, el Club de Golf Escorpión.
Consta de varias salas que permite ubicar a la clientela según el número de comensales. Así hay pequeñas salas disponibles para grupos y pequeñas celebraciones, en las que poder disfrutar del día sin molestar al resto de clientes.
Paco nos enseño la cocina, grande y bien distribuida. Primando y pensando siempre en la mejor forma de tratar las diferentes materias primas. Respetando los sabores y las características de cada una de ellas.
La carta
Queríamos probarlo todo. Todo era imposible. Aconsejados por Paco elegimos uno de los menús. Tras preguntarnos por nuestras preferencias y si había algo que no nos gustaba o no podíamos comer, nos confeccionó un menú a medida. En mi caso, más marinero. ¡Esta atención tan personalizada, conquista!
Para «regar» los platos elegimos un Cava, un Agustí Torelló Mata Reserva. Buena elección, sin lugar a dudas.
Y comenzaron a salir los platos:
Vieiras salvajes plancha en suquet.
Anémonas de mar en témpura con mojo rojo y verde.
Carpaccio de bogavante con vinagreta de cítricos
Escalibada asada en chimenea, queso, hierbas frescas y crujiente de rábanos a la miel.
Bombones de foie al chocolate con moscatel
Calamar de anzuelo en wok con sésamo y apio.
Y siguieron saliendo platos:
Tataki de buey kobe con wasabi
Fideuà de guisantes y parmesano
Y llegó la parte dulce:
Surtido de postres: Platano frito con miel y tiramisú, Tarta de la abuela con crema de caramelo, tarta de manzana y Macarons.
Disfrutamos de la comida. A ritmo lento, sin prisas. Combinaciones de ingredientes acertadas. Guiños de modernidad sin perder la tradición. Nos cautivaron los sabores, también las texturas.
¿Resaltar algún plato del resto? No sería justo.
Por novedad, por que era la primera vez que lo probaba. Por su sabor intenso, casi era un concentrado de mar. Por su contraste de texturas, ligeramente crujiente por fuera y muy delicado, sedoso por dentro. Sí, a estas alturas Paco ya habrá adivinado de que hablo.
Os lo desvelo: Las Anémonas de Mar en Tempura con Mojo Rojo y Verde. Un bocado realmente exquisito.
¡No olvidéis pedirlas cuando paséis por allí!
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