La gente decente con valores es la reserva moral para el futuro de un país y cuando un país pierde esa reserva moral entra en bancarrota aunque las cifras económicas digan que progresa. Cultivarlos cada día es tarea difícil en este mar de aguas turbias, pero debemos hacerlo por nosotros, por los demás.
Es la historia de una rata llamada Remy, que desde muy pequeño tuvo el gran sueño de algún día llegar a ser un gran Chef, deseo que durante la película verá convertido en realidad, de una manera totalmente ingeniosa y hermosa.
Ante la oposición de su familia cuya única preocupación vital es no acercarse a los humanos, Remy deambula, juguetea y experimente con alimentos, espacios y recetas poco apropiados para un roedor. Su atrevimiento y una desgracia le lleva al subsuelo de París, justo bajo uno de los otrora mejores restaurantes del mundo. A partir de un cúmulo de divertidas situaciones y casualidades Remy acaba en la cocina del restaurante haciendo sus pinitos culinarios con la complicidad de Linguini, un pinche de cocina con un interesante pasado. Enfrentándose a diario al peligro que supone ser descubierto dado el grave perjuicio que conllevaría encontrar una rata entre los fogones de un restaurante de alta cocina.
Se dedicó a estudiar como pudo, a experimentar, y llegar al límite de dejar a su familia por cumplir su sueño. Él nos demuestra que el esfuerzo es muy importante, y que si realmente amas algo, si realmente te gusta hacer algo, debes intentarlo y nunca dejarlo de lado, no importan los obstáculos, siempre mirar hacia el frente y derrotar todo por cumplir tu sueño.
La Vida nos brinda oportunidades para dejar atrás las «al-cantarillas» y adentrarnos en un mundo fantástico lleno de posibilidades y expectativas, pero es necesario «agarrarlas» con coraje y entusiasmo.
Remy se rebela contra la idea de que lo único que puede hacer una rata es robar comida. El quiere crear, inventar nuevas cosas. Hoy en día parece que es más fácil robar las ideas y copiarlas, la pereza es tanta que incluso llegamos a copiarnos a nosotros mismos.
Una de las primeras enseñanzas que nos deja, es que el talento no es sólo algo con lo que algunas personas nacen, sino, es algo que hay que ejercitar y proteger, a su vez, demostrar que se posee, y llevarlo a su máximo punto de expresión (Si es que se puede encontrar un límite).
El Talento no lo es todo, la perseverancia es otro camino.
Por otro lado nos expone que el talento, aunque sea algo realmente importante, no es lo único que sirve, es decir no sólo basta con tenerlo ya que siempre existen personas que aunque lo posean, no lo pueden utilizar o no saben hacerlo, como también existen personas, que a través del esfuerzo y la dedicación, logran superar y, al mismo tiempo, demostrar que con la perseverancia cualquier cosa se puede llevar a cabo.
Otro punto importante, es lo que nos dicen de la amistad. La confianza es algo que si se pierde, cuesta volver a recuperar, por lo tanto, es una de las cosas más importantes en cualquier relación, no importa si es amorosa o simplemente una amistad, siempre se debe hablar con la verdad, y nunca engañar a aquel que cree en ti.
También nos demuestra que no importa del lugar de donde provengas, ni tu raza, ni tu clase social, siempre que quieras lograr algo, debes luchar por ello, y con esfuerzo algún día, tal vez el que menos te esperes, encontrarás el camino que te llevará a alcanzar lo que deseas.
Como en toda historia, hay un malo, en este caso un critico gastronómico. Anton Ego, un temido y estirado crítico gastronómico que es capaz de cerrar un restaurante con su pluma. Su aspecto amargado, su porte autoritario y su desprecio por la raza humana se ven alterados por el descubrimiento de que detrás de una de sus pocas críticas positivas se encuentra un roedor con un gusto exquisito por la cocina.
El crítico espera, los comensales se impacientan, y el pequeño chefcito dirige su equipo con un sólo objetivo, cumplir con la palabra empeñada, y entregar una cena digna del mejor chef de París.
Muestra que a pesar de la premura no deben descuidarse los detalles, que el Chef debe estar preocupado de los resultados, dejar hacer a su equipo, pero controlando que cada ingrediente tenga el punto exacto.
El temido crítico, el cual envió al restaurante donde trabajan nuestros protagonistas, a un olvido casi completo en el pasado, y que finalmente termina escribiendo una de las críticas más hermosas para el mismo establecimiento. Al tiempo que nos suelta una profunda y para mi gusto redonda reflexión.
Todos somos expertos de todo y por tanto nadie lo es, pero aun así seguimos criticando. Antón Ego, crítico gastronómico de la joya de Pixar Ratatoulle, lanza, tras probar la exquisitez del minichef Remy, un pequeño gran discurso: «En muchos sentidos, el trabajo de un crítico es fácil. Arriesgamos muy poco y, sin embargo, disfrutamos de nuestra supuesta superioridad sobre aquellos que someten a nuestro juicio su vida y su obra. Disfrutamos con las críticas negativas, que son divertidas de escribir y de leer. Pero la amarga verdad que los críticos debemos enfrentar es que, en el gran plan de las cosas, cualquier vulgar pieza de basura tiene más significado que la critica que escribimos para descalificarla».
Antón Ego nos deja una valiosa enseñanza también, la de saber cuándo perder, o simplemente reconocer cuando algo es bueno, ya seas crítico y te ganes la vida desmereciendo todo lo que puedas desmerecer, hay que saber aplaudir cuando algo es admirable.
Si te centras en lo que dejas atrás, no podrás ver lo que tienes delante. Siempre que nuestro comportamiento es guiado por nuestros deseos y anhelos más elevados, los resultados son positivos, creativos y constructivos. En cambio, cuando nos movemos por la vanidad, por la deseo de fama y gloria o por el egoísmo, lo que se obtiene es sufrimiento.
El cambio es nuestra opción y se inicia cuando se decide. El puesto perfecto para ti es allí dónde deseas estar en lo más profundo de tu corazón y ese es precisamente.
Ratatouille es la mejor película de animación que se ha hecho jamás. Seria y aleccionadora, sobre todo para todo aquel que tenga un carácter emprendedor, además de deliciosa, técnicamente imponente, innovadora, fresca, acogedora, relajante, inspiradora, etc.
Dice el gran Adrià que cuando haces vanguardia todos te critican porque no se entiende. Si todo el mundo lo entiende es porque no estás haciendo vanguardia. No te desanimes y sigue tu camino.
Eso mismo se puede aplicar a todos los oficios, y a la vida propia también para hacerla más creativa, sacándole todo el jugo posible.
Un fuerte abrazo.
Paco Aviñó
Genuí Golf Escorpión.
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