Ángel Muñoz Paz

Anoche estábamos juntos haciendo abdominales, como siempre llegaste arrollando, dos palmadas en la espalda, nos dimos la mano y compartimos un rato juntos, hablamos de restaurantes, de vinos y de nuestros planes juntos para este verano. Otro saludo, una sonrisa cómplice y cada uno a su mundo. Esta mañana ha sonado el teléfono, la llamada llegaba de tu despacho, una compañera tuya me ha dicho que no despertaste, me ha dicho que se te terminó la vida, nadie sabe porqué, pero ahí te has quedado Ángel.

Nos conocemos siete u ocho años, tu llegaste a mi restaurante, yo te atendí como buen mesero, abierto, siempre aceptaste mis recomendaciones, y poco a poco fundimos nuestra amistad, en los últimos años me has hecho compañía todos los meses.

Aparecías por la puerta sencillo e informal, con una sonrisa y los ojos iluminados, iluminados porque para ti, cada paso que das, todos los pasos son un disfrute, disfrutas siempre con todo, todos los días y todas las horas, a todo le sacas un partido provechoso, todo lo quieres saber y aprender, iluminados, porque miras con cariño y aprecio.

Ya acomodado en la mesa, frente a tu mujer, empieza una velada extraordinaria, así lo sientes tú, sonríes de nuevo, te frotas las manos y miras la carta sin verla, esperando a que te recomiende, a ver, Paco, que tenemos hoy? Ángel, quieres novedades o, sacamos tus platos preferidos? Y entonces nos podíamos pasar un cuarto de hora charlando de mil cosas y la cocina pasaba a un segundo plano. Pero como puedes comprarte un coche solo por el equipo de música. Que obsesión con la música, ya veo, con esta nueva aplicación, el teléfono escucha unos segundos una canción en plena pista y ya tienes el autor.
Verano, Denia-Ibiza las cosas ya no son lo que eran, que difícil es estar en un buen ambiente, ya sí, pero por las venas te corría la sangre y las ganas de pinchar en algún sitio, como siempre.

Lectura, libros y libros, los domingos por la mañana trabajar un poco antes de comer.
Las escapadas que me contabas con todos tus amigos, lo bien que te trataban, cómo disfrutabas contándome la vida. Tus inicios, tu singular infancia, tus trabajos antes de estudiar, los años y años que llevas con tu mujer, mientras ella sonreía, como ella te sonríe, suavemente.
Ella a veces llagaba cansada los sábados, había trabajado, él la convencía para salir, en casa no puedo estar, decía Ángel, necesito respirar.
No pasa nada, yo tengo energía para mí y para ella, me decías, se la contagio.

Por fin, entre una cosa y otra decides qué cenar y te traigo la carta de vinos, la boca se te hace agua, mientras los miras, Arzuaga no, quiero algo diferente, diez minutos más de charla sobre vinos esta vez y una recomendación, -no lo conocía Paco, te gustará Ángel-
Si te hubieras visto, lo olías y me buscabas con la mirada antes de probarlo para sonreírme, para que me quedara tranquilo, te gustaba su perfume y mirabas la botella.

Cenas de tres horas que te las pasabas sin parar de charlar, tu mujer tenía que pedirte turno para hablar, siempre contando cosas con emoción, nunca con la mirada perdida en ninguna parte, siempre frente a frente, mirando a los ojos, contando, aportando, moldeando tu energía con los demás y compartiendo todo, espléndido, es la imagen de los que te vemos.
Entre plato y plato vamos charlando, me cuentas cosas, de tus días, de tus clientes, de lo duros que son algunos para pagarte, de las mañanas en los juzgados, pero nunca me dices nada negativo de nadie, nunca, ni en una orilla, ni en la otra, siempre entendiendo las dos partes, nunca malos ni buenos, sólo personas y situaciones, me decías tu ángel.
Eso si, te encantaba hablarme de personas con vidas importantes, ingeniosas, llamativas para tus adentros.
Sentado, apurando los platos, oliéndolos, apreciándolos y siempre con esa mirada tan calida, tan sencilla, buscando el acercamiento, sin barreras, disponible, cercano, muy cercano.
La última cena trazamos un plan, queríamos compartir una noche de gustos comunes, cenaríamos en Denia en agosto después de ver el mar tomando un aperitivo, cena y vinos, amores comunes, después música, tus sitios mi hermana es responsable de un hotel, me dijiste, te preparará una habitación y te dejará un buen precio.
De esta forma consolidamos una amistad que termina hoy de forma incomprensible, basada en la energía, en la humildad, tu energía positiva y radiante, incondicional nos llegó a todos.
Después de la cena, nunca tomabas café, hacías un cuenco con tus manos en la que posabas tu copa de vino, olías una y otra vez el último trago de vino, escurrido y acomodado en la silla, satisfecho de la vida, de tu optimismo, recreando tus miles de ilusiones, mostrando tu respeto por todo.
Antes de ir a trabajar, madrugar, un zumo de naranja, un kiwi y al gimnasio, de madrugada, no existía la pereza para ti Ángel.
Te marchabas de aquí como un chaval, con tus zapatillas, tu porte juvenil, a tomar una copa, siempre, a escuchar un poco de música, a bailar, después de pagarme con dinero, para que el banco no me arañara unos céntimos de comisión, porque tu siempre pensabas que todo tiene que circular entre las gentes de a pie. Porque crees en las personas.
Gracias por tu amistad, que se me queda muy corta, siempre pensamos que la vida es larga, aplazamos cosas y a veces no llegan.
El último vino que me pediste, no lo tenía en carta, ya llegó, quería enseñártelo cuando volvieras, son las cosas que pasan cuando tienes un restaurante pequeño, que estás pendiente de todos, de los que te dan, dan y dan, es lo hermoso de este oficio, la gente entra por la puerta y se crea un vínculo.
No sé cómo funciona esto, pero si volvemos a coincidir, cocinaré para ti, los platos de siempre, mientras tanto una noche me beberé el vino que te compré, para estar contigo.

Mi más sincera estima Ángel.

6 de marzo de 2012.
Paco de Genui.

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5 Comments

  1. Fidel Molina

    marzo 7, 2012 at 12:53 pm

    Me has hecho llorar al leer esas palabras tan cariñosas sobre un amigo.

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  2. sonia

    marzo 8, 2012 at 6:40 pm

    A mi también me has emocionado. Que grande era, qué filosofía de vida… no se puede decir que no ha aprovechado a tope su vida, inteligente, divertido, eternamente joven… ÁNGEL.

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  3. Silvia Pereira

    marzo 10, 2012 at 10:12 pm

    He traducido este mensaje en francés para mi marido, para que pueda entender cada palabra, la fuerza, la precisión, de este texto tan emocionante… Daniel no lo ha leido todavia porque su pena es muy grande y no tiene fuerza de leerlo sin llorar. Es tonto, pero es así, la verdadera amistad, los verdaderos amigos son tan preciados que es casi insoportable perderlos. Gracias por haber escrito este texto. Silvia Pereira

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  4. Pepe Macias

    marzo 11, 2012 at 12:05 pm

    Este es el verdadero retrato de angel, esa era su esencia, sabia aprovechar tan bien la vida, que la vida se cabreó. Vivira entre nosotros para siempre.

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  5. Mariano Gómez

    marzo 21, 2012 at 10:26 am

    Soy uno mas que se añade a este homenage postumo de mi mejor amigo de la infancia mi amigo del Alma,mi amigo «Angelito»que era como te llamabamos,viviamos puerta con puerta en la Puebla de D.Fadrique(Granada),que injusta que es la vida,cada vez que me acuerdo de ti estos dias rompo a llorar,no puedo creer que no te pueda volver a ver,que gran persona,que gran profesional me llamaste el año pasado cuando viniste a Almeria y comimos juntos,para ti no existian los problemas existian las soluciones,corroboro totalmente el retrato de Paco Aviño,no doy crédito como Medico que soy que una persona amante del deporte como tu haya podido tener este triste final ixexplicable.Me resisto a pensar que mi amigo «Angelito»no lo voy a poder ver fisicamente, a veces me refugio en mi pensamiento pensando que todo ha sido una farsa y que como siempre me llamarás algun dia.Mis condolencias para tu esposa e hija.En mi siempre estarás en el recuerdo.

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