Todas las células del cuerpo utilizan las grasas para construir sus membranas y no mezclarse unas con otras, lo mismo que sucede con una gota de aceite en el agua. Algunas grasas trabajan manteniendo las arterias en buen estado, además son imprescindibles para que funcionen algunas moléculas vitales, como las vitaminas liposolubles, que solo se disuelven en grasas, sin ellas no funcionaríamos.
Son una excelente reserva para momentos difíciles, por eso son tan caloricas, máxima energía, mínimo espacio, ellas están ahí y salen al rescate en caso de necesidad.
Se recomienda que el 30, 35 por ciento de las calorías de la dieta provengan de las grasas y sigan su función regenerando las membranas de las células y realizando funciones vitales, de ahí el gesto tan nuestro de mojar el pan con el aceite de oliva.
Son mejores las grasas que son liquidas a temperatura ambiente que las sólidas. Las saturadas son sólidas, tenemos que comerlas en menor cantidad, sin despreciarlas, solo con moderación.
Hay grasas de aceites vegetales que se obtienen a partir de procesos químicos para la bollería industrial (llamadas trans o, hidrogenadas) de esta forma el producto no queda aceitoso en apariencia pero, son bastante perjudiciales. Esto se arreglaría obligando desde la Unión Europea a especificarlo, de modo que el consumidor no piense que compra un producto con aceites vegetales y en realidad son grasas trans, aquí tenemos un problema para poder diferenciarlas.
Muy recomendables las monoinsaturadas, predominan en el aceite de oliva, reducen el colesterol malo y elevan el bueno y se recomienda que la mitad de las grasas de la dieta sean de este tipo. También las encontraremos en almendras, avellanas, aguacates, pato, bacalao.
También son muy buenas las grasas insaturadas omega 3, predominan en los pescados azules en mas cantidad, salmón, anchoas o sardinas, atún, caballa, el pescado blanco no es peor, simplemente tiene menos grasa. También presentes en nueces, calabaza, semillas de lino, hoy también se pueden encontrar en alimentos enriquecidos en omega 3 como huevos y leche, estas además de mejorar los niveles de colesterol, ayudan a controlar la tensión arterial y previenen arritmias, reducen la tendencia de la sangre a formar coágulos, intervienen en la actividad de los órganos reproductivos, pueden mejorar el rendimiento intelectual, mejoran el asma.
En el aceite de girasol, sésamo, maíz, soja, las nueces… predomina el omega 6 situándolo en una zona media de la tabla. Tiene una acción antiinflamatoria, que mejora los síntomas de la artritis, son cardioprotectores, ya que al hacer la sangre más fluida, reducen el riesgo de coágulos u trombos. Nuestro organismo necesita estos ácidos grasos esenciales para su desarrollo y mantenimiento, se sabe que nuestro cuerpo no puede fabricarlos por lo que debemos obtenerlos a trabes de los alimentos, los beneficios se consiguen cuando hay un equilibrio entre ambos, nuestra alimentación ha de ser mas rica en omega 3 y mas pobre en omega 6. Ningún alimento contiene un único tipo de grasas y contrariamente a una idea extendida, no siempre predominan las grasas saturadas en las carnes. En el pollo, el pato y el cerdo son mayoría las monoinsaturadas y en la ternera en un 30 por cien de la cantidad.
Ya sabes, lo ideal, tener una dieta variada y moderarla con inteligencia y sobretodo disfrutar de la comida, casi todo es bueno y hay cosas que solo son malas si las comemos en exceso. Mejor alimentarte bien que ponerte bajo una dieta de moda, si tienes exceso de peso, hay que regular las cantidades y seguir comiendo de todo, puedes perder peso con el método Ducan, a largo plazo puedes tener problemas mas importantes, una dieta llena de grasa crea desequilibrios, por eso se pierde peso, el no mirara su tu salud se resiente dentro de diez años y si decides dejarla, volverás a la casilla de salida, Ducan, por ejemplo no es la solución. Un día con mas tiempo argumentare el tema de las dietas y la estafa que hay en demasiados casos.
Salud. Paco Aviñó
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