Despido a la última mesa de la tarde, amigos, empresarios y bodegueros, Luisa y Edmundo, su hijo se marcha a Japón, un año, cerca de la famosa central nuclear, el pequeño esta obsesionado con Japón desde siempre y parece, cumplirá su sueño, con tan corta edad ya es profesor de japonés en España, ello prueba su compromiso con los ideales que cultiva. Yo me froto las manos, ya tendré un corresponsal en Japón. Pedrito me contara cosas, yo, a vosotros. Esto es un circulo enriquecedor!!!
Los japoneses son raritos, preparan las tempuras de pescados con los pececitos vivos que coletean varias veces en el aceite, cuando compran un pescado, al igual que a los chinos les gusta ver como lo matan delante de ellos. Son capaces de tomarse un licor lleno de pescaditos coleteando para sentirlos vibrar en su boca y tragarlos, como un “petazeta” (creo que se llama).
Cuando los japoneses visitan nuestros mercados, de los cuales nosotros nos sentimos orgullosos, para ellos, es algo patético. Les decepciona ver esos pescados, no hay ningún atisbo de frescura en nuestras lonjas. Por ejemplo el colosal mercado de Tsukiji, el centro de Tokio (según me cuentan) comercializa la mayoría de las especies vivas, las mantienen vivas en tanques con oxigeno. El comprador elige la pieza, y en el momento el vendedor la sacrifica a la vista del cliente. Imaginando estos mercados vemos conceptos muy lejanos y un culto a la frescura.
También en los restaurantes japoneses podemos comer sashimi en vivo, el cliente elige una pieza de la pecera del restaurante, la colocan en un carro, y lo van fileteando con el pez vivo y palpitando, mientras el cliente lo come. Que te parece.
Pues ahora llega lo mejor; el nyotaimori, una forma de servir el sushi en donde la bandeja es el cuerpo de una preciosa y sensual señorita. Esta ganando terreno en las ciudades mas importantes del mundo, New York, Londres, Los Angeles y Paris, refinada comida en un cuerpo desnudo, una bandeja humana que garantiza que nuestro bocado llegue a su destino a la temperatura ideal para apreciar el sabor 36,5ºC. ah, que te creías, son unos perfeccionistas.
La mujer bandeja se prepara a conciencia, cara maquillada en blanco glacial, un silencio total y por supuesto entrenamiento para no moverse en horas, (te la imaginas estornudando y descolocando todos los bocados) makis, sashimis, nigiris, rolls, por el suelo.
Una mezcla entre la comida y el erotismo del cuerpo desnudo, solo quedan a cubierto sus gracias tapadas apenas por unas ojas.
Para ser una nyotaimori, las geishas de antes se preparaban duro. Cuenta la historia que a las disciplinadas damas de compañía se las sometía al más riguroso entrenamiento, ya que no debían gesticular ni moverse durante toda la cena. En un casting las señoritas tienen que demostrar que el frío del sashimi en su piel recién depilada no les provoca ni una mueca, mientras que para las geishas de antaño, un chorro de agua helada en pleno invierno era la prueba de hierro.
Hoy es una profesión muy bien pagada en todo el mundo, entre los 500 y mil dólares, por hacer de bandeja mas o menos durante una hora, algunas pueden hacerlo hasta dos veces en una noche, también hay empresas de caterig que lo preparan todo y te lo transportan a casa. Para que las chicas tengan su fetiche existe la posibilidad de contratar hombres, se llama, nantaimori.
El erotismo, el acto de comer y el fetichismo con la adoración del cuerpo en la cultura nipona donde se invento explica esta técnica que manejan a la perfección y que fuera de las fronteras solo es un acto exótico, una moda sin tradición representada por modelos y estripers, nada que ver según la opinión de la cultura del país del sol naciente.
El ritual prohíbe hablar, tocar o rozar el cuerpo del servicio y los comensales comen arrodillados rodeando a la chica charlando de manera normal como si se tratara de una mesa de madera, mientras fluyen las conversaciones, que si la bolsa, el crecimiento…
Y ya para poner la guinda en este post tenemos el wakame sake, consiste en beber alcohol usando el cuerpo como recipiente, boca arriba, con los muslos juntos y bien apretados de manera que vertamos una bebida entre los pechos hasta acumularse en el triangulo que forma el pubis, de ahí beberá su pareja con una pajita, con la lengua o hundiendo la boca, una experiencia de lo mas erótica, beber de este mar de felicidad, que te parece, parecían tontos.
Chao-Chao… Paco Aviñó
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