Dicen de George Soros que es uno de los pensadores económicos más sorprendentes del mundo. Entrevistado por Alicia González en julio de 2012, rescato para los lectores del blog de Paco Aviñó estas frases para la reflexión y para su revisión, en los meses y años siguientes:
«La idea que está impulsando Alemania de que se puede reducir la deuda contrayendo el crecimiento es no entender cómo funciona la economía. La deuda es un indicador que se mide con relación al PIB. Si reduces el denominador, el PIB aumenta el peso de la deuda. Es un error básico que no se explica, especialmente por parte de Alemania.
Alemania se ha convertido en la fuerza dominante y hegemónica de Europa por el peso de su economía, pero, precisamente por el recuerdo de Hitler, Alemania quiere evitar ser un líder europeo. Como no quiere serlo, fracasa a la hora de ejercer el liderazgo que Europa necesita. Y eso es una tragedia griega, porque no es intencionada, como Edipo, que mata a su padre sólo porque no lo reconoce. Alemania no quiere dirigir Europa, pero Europa necesita un líder.
Alemania ahora ha emergido como la economía más fuerte de Europa y podría ocupar el puesto que ocupó EE UU tras la guerra, pero para ello debería preocuparse por el bienestar de la periferia, no solo de su propio interés nacional. Y ahí es donde Alemania está fracasando en dar respuesta a esa oportunidad histórica. Esa es la tragedia griega de hoy.
Europa era un bonito sueño, un ideal muy inspirador. Pero en lo que se está convirtiendo hoy es muy diferente de esa idea debido a los errores en la introducción del euro y en las reglas impuestas por sus líderes. Las autoridades, en lugar de reconocer que todos cometemos errores y debemos corregirlos, insisten en seguir imponiendo unas reglas que claramente no funcionan. Alemania está dictando la política europea, porque en esta crisis es el acreedor y tiene el mando, está haciendo lo mínimo imprescindible para mantener el euro unido, pero no es suficiente; por eso la situación empeora. Si estuviera dispuesta a hacer lo máximo, la situación podría empezar a mejorar. Para eso hay que empezar a reconocer los errores cometidos.
Los estados miembros renunciaron a un derecho propio cuando delegaron la capacidad de imprimir dinero en el Banco Central Europeo. El resultado es que cuando los Estados se endeudaron, lo hicieron en una moneda que no controlaban, los mercados financieros han podido forzar la quiebra de algunos países del euro, algo que nunca pasa si uno se endeuda en su propia divisa. Si tienes el control en tu propia divisa, ésta puede perder su valor, provocar inflación, empeorar el tipo de cambio… pero siempre puedes pagar.
Las autoridades no protegen a los países mas débiles de los excesos de los mercados, por eso está fracasando la política. Es muy complicado, es una combinación de crisis soberana, de crisis bancaria, divergencia competitiva y también una crisis política. Después de todo Europa no es una nación, es una unión de países, y cuando tienes una crisis, cada país trata de protegerse a sí mismo y no piensa en otros. Por eso, Alemania tiene que cambiar su actitud 180 grados.
La Europa que salga de todo esto será una sociedad cerrada. Europa quedará permanentemente dividida entre acreedores y deudores. A los primeros siempre les irá mejor que a los segundos porque estos tiene que pagar un tipo de interés mucho mayores por el capital. Así la llamada periferia estará permanentemente deprimida y dependiente del centro, que acaparara toda la inversión y el talento y dejará a la periferia en continua crisis. Ese es el destino que le depara a España y a Italia.
Los países deudores van a tener que hacer un frente común, aunque tampoco es fácil. Merkel, como buena política sabe bien cómo dividirlos. En ese contexto, llegará el auge de Gobiernos nacionalistas extremistas en buena parte de Europa, lo que resulta terrorífico, porque eso provocará reivindicaciones imposibles de unos contra otros y mucho resentimiento y hostilidad. Europa debería unirse para evitarlo. Primero, convenciendo a Alemania de que sea más generosa y compasiva y si eso fracasa, unirse contra Alemania para preservar el resto del Europa y pedirle que salga del euro. Es cierto que sería mejor tener un euro liderado por Alemania pero, si no quiere ejercer el liderazgo que debe, un euro sin Alemania podría funcionar.
Si Merkel premiara por buen comportamiento en lugar de imponer sanciones por mal comportamiento, podría marcar la marcha de la economía de ir hacia un pozo sin fondo a toda velocidad».
Ya no me extiendo más, creo que con este resumen cada uno puede sacar sus conclusiones, se me queda en el aire, la pregunta: ¿Puede España pasarse en esta penumbra dos décadas?
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