Buenas costumbres para comer

¿Sabias que en España, el estudio mas amplio que se ha realizado sobre la relación entre desayuno y rendimiento escolar detecto que la nota media es de 7,73 entre los alumnos de doce y trece años que suelen desayunar bien y de 5,63 entre los que desayunan mal? Una diferencia sobre el rendimiento de dos puntos sobre diez asociadas al desayuno. Atención, concentración y fluidez verbal gracias a desayunar bien.

La manzana, aporta sobre todo fibra soluble. Concretamente una fibra llamada pectina que interfiere con el paso del azúcar y del colesterol de los alimentos a la sangre y que es unos de los motivos principales por los que la manzana es un símbolo de salud. De ahí el popular dicho: una manzana al día mantiene el médico a distancia.

La gran mayoría de los más de cincuenta billones de células que forman el cuerpo humano tienen razones para reclamar un horario de comidas estructurado. Casi todas ellas están reguladas por relojes biológicos internos que dependen de los nutrientes que llegan. Este es probablemente un mecanismo biológico muy antiguo, que se remonta a la época en que la tierra estaba poblada solo por seres unicelulares y que ha sido heredado no solo por la especie humana sino por todo el reino animal. Hoy en día se sincroniza con el reloj central del cerebro que responde a la luz. Por eso para combatir el jet lag cuando se hace un viaje intercontinental es adaptar el horario de comidas. Si el cuerpo sabe a que hora tiene que comer, sabrá a que hora tiene que dormir. También hay razones psicológicas, no solo fisiológicas, a favor de tener un horario de cómodas estructurado. Si las comidas se desorganizan, es fácil perder la sensación de control sobre que y cuando se come y acabar picoteando de aquí y allí. Un horario estructurado ayuda a recuperar el control de la propia dieta.

Tener la tele encendida a la hora de comer tiene el efecto adicional de que se induce a comer más y a disfrutar menos de la comida. Sobre todo en los niños se presta más atención al programa que a la comida, al acto de comer. Como reacciona el cuerpo ante los alimentos pasa a un segundo plano. Se hace poco caso a la reacción de las papilas gustativas, se mastica pero no se saborea. Y se ignoran las señales de saciedad y que nos indica. Creando alteraciones futuras.

La costumbre de comer todos juntos, hablando de cualquier cosa, aislados durante un rato del resto del mundo, realmente es antigua. Se remonta a la edad de piedra, a la época en que se cazaban rinocerontes y mamuts y las tribus se reunían después alrededor de la hoguera a celebrar el festín. Fue entonces, en la prehistoria cuando las comidas en grupo se convirtieron en grandes actos de cohesión social.

Nos vemos comiendo rinocerontes.
Saludos. Paco Aviñó.

Share this Story

Related Posts

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

anuncio_00
anuncio_00
anuncio_00
anuncio_00