Leonardo Da Vinci en la cocina

El genio universal fue; anatomista, arquitecto, botánico, científico, artista, escritor, músico, poeta, filósofo, urbanista, pintor, escultor, dibujante e inventor entre otras cosas porque fracaso en la cocina al no poder llevar a cabo sus creaciones entre fogones. Ya sabes que nació en Vinci en 1452, de padres separados pasó su infancia de la casa de uno a la de otro, los dos padres vivían con sus correspondientes nuevas parejas, todo muy moderno.

Fue su padrastro un repostero sin trabajo, un poco manazas, quien enseño los secretos de la cocina a un Leonardo que más que comer, devoraba, dicen que le gustaba todo y arrasaba lo que se le pusiera por delante, su devoción por los dulces lo acompaño toda la vida. Era un niño superdotado, enorme y desastrado, (muy lejano del moderno y renovador que después revolucionaria), cuando su padre lo pone de aprendiz en el taller de pintura y escultura del florentino Verrochio siempre estaba atiborrándose de dulces y pasteles, y su maestro decide castigarle por tragón: la penitencia consiste en pintar el ángel del panel izquierdo del bautismo de cristo, en el que Verrochio esta trabajando. En la pintura que actualmente esta en Florencia, donde se aprecia la fuerza del ángel de Leonardo de la que carece su maestro.
Trabajando en el taller, (por decirlo de alguna manera, pues aquello era un pasatiempo) le ofrecieron ser chef de una de las tabernas más populares de Florencia, (eso era un curro decente) los Tres Caracoles, fracaso. Modernizo las raciones, añadió verduras y productos naturales, realizo mezclas extrañas y decoro los platos de forma artística, (seguía jugando y, se paso cuatro siglos) no lo entendieron los bestias de la época, creando incomprensión y rechazo entre sus contemporáneos de finales del siglo XV, los parroquianos no lo mataron de milagro, corriéndolo a gorrazos, no le quedo mas remedio que volver al taller a realizar La Adoración de los Magos. Se dice que los pinches y ayudantes de cocina si apreciaban su trabajo.

Le llueven los encargos y decide hacerse una reputación como pintor. Al cabo de cinco años surge la oportunidad de adquirir una taberna medio derruida por un incendio, muestra del carácter creativo y emprendedor de Leonardo. Convence a Botticelli y se asocia con el en esta aventura: nace así; las tres Ranas de Sandro y Leonardo, otro fracaso. La burguesía no acude, pues no esta preparada para degustar la refinada e original cocina del pintor. Leonardo desengañado y triste vagabundea por las calles de Florencia dibujando retratos y tocando el laúd, aburrido, observando durante horas el vuelo de los pájaros de la Toscaza, parte a Milán.
Ludovico Sforza, apodado el Moro, dueño y señor de Milán lo emplea como maestro de ceremonias de la corte.
La renovación de las cocinas del Moro es el gran proyecto de Leonardo, pasa todo el día realizando esplendidos dibujos para las nuevas maquinas de su revolucionaria cocina, que hoy forman parte de la colección de la casa de Windsof, asadores automáticos, máquinas de lavar, cascanueces mecánicos, picadoras de carne, cortadoras de vegetales y otros utensilios, es, otro fracaso. Ninguno de los nuevos artefactos cumple su función, y el duque de Milán le aconseja un descanso en el campo donde poder pintar la famosa Dama del Armiñano. Da Vinci, terminaba con la paciencia de todo cristo.
La búsqueda de novedades, la intención de sorprender con motivo de la boda del duque con Beatriz del Este, le encargan a Leonardo, (a-trevidos) la organización del festejo, y este concibe un gran castillo de polenta, pero no cuenta con las ratas, que acaban con su obra la noche anterior. Y de no ser por la intervención de la novia, a la que acaba de hacer un esplendido retrato, hubiera sido expulsado de Milán con otro fracaso. El Moro arto de el, le perdona, pero quiere perderle de vista una temporada-larga, y le sugiere que acepte el encargo del primo del prior de Santa Maria Delle Grazie, quien desea pintar el refectorio.

El fresco de La Ultima Cena es quizá la mejor obra de Leonardo. Tardo en su realización mas de tres años, de los que dos y nueve meses fueron dedicados a la preparación de la obra, que consistía en sentar a sus ayudantes en la mesa y ofrecerles los mejores vinos y manjares de la Abadía, todo un cachondo este Leonardo. Esta operación se realizaba al menos dos veces al día, y casi acaba con las vituallas de los monjes, que apunto estuvieron de largarlo también, después la obra fue de lo mas parca: unos nabos, algún panecillo y unas rodajas de anguila, acompañado de siete vasos de vino medio vacíos, lo que quedo del expolio vamos.

Cuentan los eruditos que a partir de entonces, Leonardo pierde mucho interés por la comida, en el sentido profesional, zampar, seguía zampando como siempre, pero a pesar de ello, inventa la maquina de cortar espaguetis, junto con el tenedor de tres púas para comerlos mas cómodamente. También se dice que invento el extractor de humos de la cocina y el extintor, además de escribir múltiples recetas extrañas y arriesgadas que están plasmadas en algunos libros, todo esto último cuestionado por muchos historiadores. Para aquel entonces Leonardo ya era muy famoso por todos sus inventos, también famoso por sus finos modales ante la mesa y un cambio radical del concepto por el cual tanto sufrieron sus empleadores acostumbrados a comerse grandes huesos de vaca en los banquetes en los que la propuesta de Leonardo era lo más parecido a la nouvelle coisine.

Leonardo Da Vinci, un inconstante crónico con un enorme legado de anticipación que acelero el futuro, este zurdo, no se caso, ni tuvo hijos, fue muy celoso de su intimidad, aunque se dice que disfrutaba bien del sexo, que era guapo, y tenia un buen físico, no me extraña que, con tanta imaginación y una vida tan poco estandarizada, de mente abierta tocara todos los palos. Triunfo!

Leonardo, un genio del que seguiremos contando batallas,
Paco Aviñó.

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