Lo intentamos!
Mi corazón también se hace el desentendido: la primavera no es lo suyo.
No obstante, en presencia de la hierbabuena rebrotada, de las espadas de los jacintos, del poleo, ¿cómo no percibir que algo-otra vez, la misma- lo despierta? Mi corazón siente un pavor inefable, porque hay una secreta canción en la mañana repitiendo el mensaje que, desde la adolescencia, me viene repitiendo. ( la vida y el amor transcurren juntos,/ o son quizá una sola / enfermedad mortal). Una enfermedad mortal de la que no se acaba de morir…De nuevo la esperanza: abrir las puertas, tender las manos, disponer la sonrisa. Un pavor inefable y un inefable júbilo. ¿ Para que me asaltara mi enemigo intimo, este prenuncio del amor, esta sospecha de que todo puede- sin saber como, ni cuando aun, ni con quien- recomenzar: para eso he regresado?. El sol esta tomando fuerza. Brilla una leve transpiración sobre el labio de la mañana. Los olmos saben que – pronto, cualquier día- volverán a ponerles su botadura… para eso he regresado. Así es el hombre.
No lo intentamos!
Hay batallas que creo, ya se han perdido. Otras sin duda se ganan cada día, sin querer, sin pensarlo, la batalla de la soledad esta ganada.
La batalla de la compañía la considero perdida, este ultimo año y medio he tenido la suerte de compartirlo con muchas personas, pero me doy cuenta de que ya soy otro, soy una persona muy hecha, y ellas también están muy hechas. Tenemos los caracteres tan marcados, las vidas tan programadas, que cuesta adaptarse simplemente a convivir un par de días con un ser nuevo. En el recuerdo, cuando todo era tan fácil y las relaciones surgían de una forma mas natural y desinteresada.
Hoy casi antes de empezar una relación, ya sabes de antemano que esta perdida. A pesar de ello lo intentas y después te sientes derrotado, no entiendes nada.
Si te acarician, porque no te acariciaron como esperas. Si no te acarician, peor. Al final todo sexo, mal sexo y después la soledad y el desentendimiento.
Casi es mejor no esperar, el que no espera no desespera. No hay derrota. Si no buscas ni esperas posiblemente no encontraras, pero visto lo visto, que es mucho e interesante, pero no para mi situación casi es mejor seguir para adelante sin mirar, ni comparar, ni buscar.
Lo que jode, es que mi interior de vez en cuando necesite estar acompañado. Me jode tener un vació interior que necesite llenarse. Pero sin duda, ahora con mas fuerza, luchare mas y mejor por entretenerme y centrarme en no esperar, ni buscar. Actuare y dejare correr las cosas buscando solo la felicidad que este en mi mano.
Será posible una vida en soledad, una vida sin esa personita para contarle tus triunfos, tus derrotas. Si lo es, de hecho ya va casi una década en el intento.
Pero claro, ya casi no recuerdo lo empalagoso que era vivir en pareja.
…me ahogo. Lo intento!
Yo, en cambio, siempre busco. Siempre ando buscando algo.
Mi corazón necesita llenarse como una jarra y sentirse realizado.
No tengo satisfacción si una idea no se convierte en realidad.
Despreciar la comodidad y el bienestar aparente nunca ha sido un problema.
Arriesgue y aprendí, mucho, incluso de las derrotas y el dolor.
Tengo momentos en que mi forma de pensar también me ahoga y me gustaría silenciarla para no ver, no sentir algunas cosas. Para descansar.
Soy consciente de que mientras realizo mis tareas, por entretenidas que sean… siempre están sucediendo cosas en el mundo que me pierdo y deseo con toda mi alma marcharme. A un millón de sitios en los que intento no soñar demasiado.
Lo que da vértigo es la claustrofobia. Saltar para sentirte vivo como tu dices es necesario.
Yo creo que no creo en la pareja, pero si creo que dos personas puedan entenderse y ser felices. Pero creo que no existe gente que sepa amar sin poseer, sin depender, sin destruir, en la media distancia, para no ahogar. Y que además tanga fuerza para no parar de crear cosas cada día.
Y si creo que podemos ser felices en soledad también, es una opción tan ventajosa como la otra.
Es la inercia del pasado!
…Si tu madre no te hubiese acogido, acurrucado sobre ella, y oído tu, el tic tac de su corazón; si no te hubiesen consolado en el único idioma que no ha de aprenderse, el interminable idioma común de las criaturas, si no hubieses recibido la garantía del amor a trabes de la caricia, ¿ que habría sido de ti, que habría sido de todos?
Acaricia. Déjate acariciar. Con los ojos, con las manos, con los labios. Es una inacabable asignatura, un luminoso diccionario, una caligrafía insustituible. El hombre fraternalmente acariciado, el amigo que se apoya en el hombro del amigo, el semejante que besa al semejante. Como se huelen dos perros uno a otro, pero con un significado mas fecundo: una efusión de paz, de alegría reciproca, de ruptura de la agresión y de la soledad de reconocimiento. Porque acaso sea cierto que estamos indefensos y a la intemperie y deprimidos, pero nos sentiremos mejor si nos sentimos juntos.
Qué dicen los que saben!
Si el hombre pudiera decir lo que ama,
Si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo
Como una nube en la luz;
Si como muros que se derrumban,
Para saludar la verdad erguida en medio,
Pudiera derrumbar su cuerpo, dejando solo la verdad
De su amor
La verdad de si mismo,
Que no se llama gloria, fortuna o ambición,
Sino amor y deseo,
Yo seria aquel que imaginaba;
Aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos
Proclama ante los hombres la verdad ignorada,
la verdad de su amor verdadero.
Libertad no conozco si no la libertad de estar preso
En alguien
Cuyo nombre no puedo oír sin escalofrió;
Alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina,
Por quien el día y la noche son para mi lo que
Quiera,
Y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu
Como leños perdidos que el mar anega o levanta
Libremente, con la libertad del amor,
La única libertad que me exalta,
la única libertad por que muero.
Tu justificas mi existencia:
Si no te conozco, no he vivido;
Si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.
Que, que dices; te gusta Luis Cernuda.
Que empalagosos!
Bueno, sigo con Mario Benedetti
Para cruzarlo o para no cruzarlo
Ahí esta el puente
En la otra orilla alguien me espera
Con un durazno y un país
Traigo conmigo ofrendas desusadas
Entre ellas un paraguas de ombligo de madera
Un libro con las paginas en blanco
Y una guitarra que no se abrazar
Vengo con las mejillas del insomnio
Los pañuelos del mar y de las paces
Las tímidas pancartas del dolor
Las liturgias del beso y la sombra
Nunca he traído tantas cosas
Nunca he venido con tan poco
Oí esta el puente
Para cruzarlo o para no cruzarlo
Yo lo voy a cruzar
Sin precauciones
En la otra orilla alguien me espera
Con un durazno y un país.
Y que pasa cuando pasan los años!
El hombre, mientras vive, apenas aspira mas que a comunicarse: hacer participe a otro de lo que tiene; descubrir o manifestar a los demás alguna cosa o a si mismo; consultar un asunto tomando pareceres; intercambiar ideas. La incomunicación es lo peor del mundo- la antivida es peor que la muerte- porque impide el amor y la amistad y cualquier compañía.
El hombre en su anhelo de comunicación. No obstante, parece que hiciera lo imposible por no comunicarse. El es su territorio y, como un animal, lo marca y lo clausura. La piel es su frontera: allí se acaba. Y levanta murallas entre si y los demás.
Y cómo termina la noche!
Has recibido a unos amigos. Hace tiempo que termino la cena. Es la una y media ya. Alguien sugiere rematar la noche en un sitio animado. Piensas en el ruido infernal, en el aire sucio, en las caras desconocidas… No, no iras. Te atrae quedarte solo, entrar en la serenidad callada que ha de preceder a tu sueño; meterte en la cama con un libro empezado…Un amigo te sonríe… ¿y quien te dice que en el sitio al que vamos no encontraras al amor de tu vida?. No, no creo que me este esperando en una barra. Otro amigo interviene… Pero si alguien te asegura que el amor de tu vida esta tomando copas allí. No iría, contestas.
Los invitados acaban de salir. Coges el libro deseado. Vas a tu dormitorio. No logras desechar el intrascendente sucedido. ¿ es que te niegas a buscar el amor de tu vida? Un cúmulo de excusas se amontonan en tu cabeza. Te reprochas darle mas importancia de la que tiene la cuestión; pero no consigues liberarte de ella. Supón que no estuvieras cansado, que no necesitases la previa soledad para llamar al sueño, que no te disgustaran tanto las previas aglomeraciones… ( si mi abuela tuviese ruedas, seria una bicicleta ) pero – se sincero contigo mismo – ¿ es por falta de curiosidad, o de pasión, o de esperanza por lo que no has ido con ellos, es decir, por lo que no has corrido el riesgo de encontrar, o de no encontrar el amor de tu vida?. Es sencillamente porque en un bar no esta el amor de la vida de nadie. No cabe la excepción. No cabe que el destino mude su rumbo y contradiga lo que ha sido hasta ahora. Yo tuve un amor que encontré en una barra. Duro poco: lo que en la calle se coge, en la calle se deja. ¿Entonces necesitas, como una señorita antigua, ser presentado conforme a las conveniencias, en un ambiente respetable y propicio donde no quepa la sorpresa? No es eso. En primer lugar, no necesito nada. Y en segundo, alguien que sale por la noche a buscar el amor de su vida, y aguanta un ruido infernal y una atmósfera irrespirable y una vaciedad mas respirable aun, ese alguien no puede ser el amor de mi vida. Y basta, concluyes con enfado.
Estas harto de las falsas alarmas, de los trastornos que los amores te han provocado, de las alteraciones de tu horario y de tu trabajo. si, si, si. ¿ y no será una cierta inhibición sexual? Lo sexual es para ti un resultado y no una provocación. Y esta además la evidente pereza de conquistar y de ser conquistado, el ceremonial empalagoso y consabido, los ritos de seducción. Que aburrimiento, ¿no? Sin embargo, no siempre fue asi; cuando te enamorabas no era tan monótono el cortejo…Hay todavía, cada vez mas de tarde en tarde, una chispa que salta de otra mirada a la tuya; pero se apaga pronto, mas pronto cada vez. Incluso si te citas con un día de plazo, te excusas y no acudes. ¿ será por egoísmo? Puede ¿será por el escepticismo de los años? Puede, también. No te estas concentrando en la lectura. El amor de mi vida, vaya expresión…¿ es que existe semejante entelequia? Lo que probablemente ocurre es que ya no crees en el amor de tu vida, ni apenas en la vida. Piensas que gasta y consume mas que enseña. No, me parece que la vida enseña mas que gasta: eso es lo malo.
Y además te parece que acaso alguno de los amores que tuviste –modesto y comprensibles- pudo ser el amor de tu vida. ¿ por que fueron pues pasajeros y desdeñados? No por su culpa, sino por la tuya. Tanto el que hiere como el que es herido son injustos al contar su pelea.: los dos hablan por boca de su herida. No quieres repetir la experiencia. A pesar de que sabes que el amor no aparece entero y deslumbrante como un ángel, y que el éxtasis crece poco a poco. O no crece pero algo nos avisa, equivocándose de que es un sentimiento crecedero, no caedizo, no efímero. ¿Seguro que algo te aviso en su momento? ¿Seguro que tal espejismo no lo provoco tu deseo? Acaso lo que sucede no tienes hoy el estado de gracia que requiere el amor para bajar a aposentarse; hasta es posible que no lo tengas nunca mas: ese desprendimiento, esa disponibilidad de taxi con luz verde, esa habitación desabitada y compartible, ese espacio abierto e intimo a la vez que el amor necesita… Es posible pero este bien, déjame en paz. Si me he quedado en casa fue para estar tranquilo. Un esfuerzo y te concentras por fin en el libro que lees. Es un libro que trata de amor.
Pero al final!
HAGAMOS UN TRATO
Cuando sientas tu herida sangrar
cuando sientas tu voz sollozar
cuenta conmigo
(de una canción de CARLOS PUEBLA)
Compañera
usted sabe
puede contar
conmigo
no hasta dos
o hasta diez
sino contar
conmigo
si alguna vez
advierte
que la miro a los ojos
y una veta de amor
reconoce en los míos
no alerte sus fusiles
ni piense qué delirio
a pesar de la veta
o tal vez porque existe
usted puede contar
conmigo
si otras veces
me encuentra
huraño sin motivo
no piense qué flojera
igual puede contar
conmigo
pero hagamos un trato
yo quisiera contar
con usted
es tan lindo
saber que usted existe
uno se siente vivo
y cuando digo esto
quiero decir contar
aunque sea hasta dos
aunque sea hasta cinco
no ya para que acuda
presurosa en mi auxilio
sino para saber
a ciencia cierta
que usted sabe que puede
contar conmigo.
Ana
abril 8, 2012 at 12:13 pm
Uff! Menudo texto! No sé por dónde empezar. Se me amontonan las ideas. Me he preguntado muchas veces si las personas somos capaces de ver más allá de querer sin artificios. Una de mis teorías es el miedo. Esta tendencia, natural y, en paralelo, aprendida, a evitar el fracaso, los temores, es un signo de que la experiencia pesa. Esta teoría se desarrolla a partir de varios interrogantes. En primer lugar, en todo aquello que depende de una intención, de una respuesta, de un motivo o de un sentimiento, permanecer en el propósito ¿es cuestión de perseverancia? En segundo lugar, si sabemos lo que somos y hemos llegado al punto de que nos reconocemos (tomar conciencia de nosotros mismos), ¿es cuestión de naturalidad mostrarnos tal cual? Parece que desnudarse no es tarea fácil. En tercer lugar, si el aprendizaje vital conforma el paso siguiente, ¿es cuestión de iniciativa darle forma a una nueva andadura? Y, por último, concebimos la soledad como un proceso de asimilación y acomodación por una pura cuestión de supervivencia y, así, parece que todo está en orden.
Pero resulta, que en nuestras emociones y sentimientos, se encuentra un anhelo íntimo. Y es ése el que, necesariamente, nos lleva a replantearnos, una y otra vez, este tipo de cuestiones. El que permite, afortunadamente, que, alguna vez, nos demos una oportunidad y abramos, aunque sea un poquito, la puerta. En esta voluntad, la esperanza infiere en la certeza de que en la amistad y en el amor, no hay leyes, no hay teorías y que es aquí, donde uno ha de ser libre y valiente en su máximo exponente.