La de las palomitas de maíz en una historia instructiva. Podría hacerse el guión de una película con ella. Un guión de intriga que contara como un alimento que daba salud a los antiguos aztecas e incas se ha convertido con el paso del tiempo en un producto que contribuye a la obesidad, la arteriosclerosis y algunas muertes prematuras de los humanos modernos. La naturaleza frente al capital. El interés propio frente al interés de la comunidad. Codicia frente a generosidad. Las contradicciones del ser humano concentradas en una palomita de maíz.
Era un alimento extraordinario, pero ahora ya no. Las palomitas que se sirven en los cines desde la época del cine mudo se han amoldado paralelamente a los gustos de un mercado que paga por una estimulación sensorial constante, una gratificación rápida y el más difícil todavía. Por acción, diversión y efectos especiales, en el caso de las palomitas, por sabores intensos, texturas suaves y raciones crecientes. O, lo que es lo mismo, por sal, grasas y calorías. Estudios del centro para la ciencia en el interés público, una ONG estadounidense que intenta proteger a los ciudadanos de los abusos de la industria a partir de datos científicos, han analizado el contenido nutricional de las palomitas que se venden en los cines. Y han observado que una ración grande, aporta 1.200 calorías, 980 miligramos de sodio y 60 gramos de grasas saturadas, tantas como en cuatro kilos de un solomillo de ternera. Esta metamorfosis de las palomitas cardiosaludables de los aztecas en las palomitas cardionocivas del siglo XXI se ha conseguido añadiendo unos cuantos ingredientes sencillos. Abundante sal, algún aceite vegetal y en algunos casos mantequilla.
Todo esto no significa que haya que erradicar las palomitas de la dieta. Ni que haya que colgarles una etiqueta de alimento poco saludable. Lo poco saludable no son los alimentos, sino los excesos. Las palomitas tienen su lado positivo, una textura y un sabor que gustan a toda la humanidad. Hoy en día es verdaderamente complicado encontrar unas palomitas saludables. De todas formas si deseas comer palomitas, recuerda que en ningún sitio esta escrito que las cantidades que sirven en los cines sean para una persona. A mí al menos, más que raciones humanas, me parecen raciones de hipopótamo.
Si queréis otro día os hablo de los refrescos.
Salud. Paco Aviñó
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