Para el último domingo caluroso que nos queda; necesitas una sandia hermosa muy fría, media botella de vodka helada, un descorazonador de manzanas y un embudo.
Este postre se debe hacer con un día de antelación como para que se sirva bien fresco.
Con la ayuda de un descorazonador, haz un agujero en la sandia con suficiente hueco como para que entre el cuello del embudo (guarda el pedazo retirado, pues una vez terminado, te servirá de tapón).
Poco a poco, con el embudo puesto, vierte dentro de la fruta la vodka bien fría e introduce en la nevera la sandia con el agujero para arriba, de manera que absorba bien el aguardiente y se reparta empapando la pulpa. Repite esta operación tantas veces como sea necesario en el transcurso de unas horas, hasta que la fruta se emborrache lo suficiente.
Replay. Saca la sandia de la nevera, vierte el alcohol, vuelve a meterla en fresco; vuelve a sacarla y repite la operación hasta que veas que la sandia hace “eses” y no se tiene en pie. En ese momento pon el tapón que le hiciste con el descorazonador y listo.
Al final de la comida, haciéndote el despistado, larga en lo alto a toda la mesa que no tienes gran cosa de postre.
Pártela y descojónate de todos.
Saludos. Paco Aviñó
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