Un hombre de 58 años en el comedor de su casa, cristalera de doce metros con vistas al mar, aire acondicionado, muebles de diseño clásico y ostentoso, sofás de piel de tigre blanco como para sentar un equipo de fútbol. Una gran mesa de cristal con un gran centro de flores de plástico bien aparentes.
Sentado en una de las sillas tapizada de alcántara azul en la gran mesa de cristal, aporreando el portátil liado en una serie de pedidos de su absorbente empresa, mientras la familia se baña en el mar, de vez en cuando mirada al azul horizonte, a la izquierda el PC y un surtido de llaves entre las que destaca la del portentoso Porsche.
De pronto, una mosca se para en el teclado, aireas la mano en la que tienes el anillo de casado, también ostentoso y a los segundos la mosca se posa en la otra mano. Sigilosamente, levantas la mano del teclado y acercando la otra mano despacio, plas, intentas aplastarla y fas, se escapa. Inmediatamente se posa en la pantalla, respiras hondo y aireas otra vez la mano para apartarla y decides concentrarte en los peditos.
Intentas concentrarte y la mosca se posa en la tecla S de SU PUTA MADRE. La miras, sonríes forzadamente y te levantas a la nevera a por un vaso de agua fría, pensando, que una puñetera mosca no puede sacarte de tus casillas, a ti, un hombre que lo tiene todo y que es capaz de moverse entre tiburones!!!
Al apartar la silla de la derecha, al no llevar la chancleta bien puesta para salir hacia la nevera tropiezas en la pata de la silla, zas, te astillas la uña del dedo gordo con el canto de la silla, MECAGOENLAPUTA, sueltas, apoyado en una pierna, mientras el dolor se ha instalado en el centro de tu cerebro, te sientas un poco mareado, redondeas los ojos para fijar la mirada un tanto nublada del mareo y te concentras en la uña, la tanteas, la miras y no es nada importante, de repente la mosca se posa en la uña, haces una mueca con la boca apretada de contrariedad y levantas el pie aplastándolo contra el suelo de la rabia para apartar la mosca, sintiendo el dolor de la uña rota multiplicado por mil. El mundo se para.
Al final marchas al mueble bar con la sangre hirviendo y te sirves una copa de ron Zacapa, ya, desesperado y decepcionado con tigo por encenderte tan facilmente, te enciendes un cigarrillo y te sientas frente al ordenador de nuevo. Dos tragos, se termina el cigarrillo y te concentras por fin en la pantalla del ordenador intentando saber que hacías.
La mosca se posa en el centro de la pantalla, AAAAAAAAAAAAAH le pegas un puñetazo a la pantalla del portátil que se queda negra y doblada saltando el portátil al centro de la mesa, la mosca se posa en tus gafas y te levantas de golpe tirando la silla de espaldas al suelo, la mosca se posa de nuevo en el portátil roto y el tipo le lanza el cenicero de cristal tallado de medio kilo mientras los ojos se le salen de las orbitas.
No acierta ni al portátil y menos a la mosca y rompe el cenicero en mil pedazos abriendo una grieta desde el centro de la mesa a la orilla izquierda.
Se pone las manos en la cabeza mientras siente el silencio de la casa y el frió del aire acondicionado, agacha la cabeza metiéndola entre las piernas, cierra los ojos intentando tranquilizarse y siente la mosca entre sus dedos, da un grito de rabia desde las entrañas dando un paso atrás, tropezando con la silla y cayendo de espaldas. Se levanta rápidamente sin sentir el dolor de la caída y coge la silla de las patas, desesperado la levanta al cielo y la estampa contra la mesa donde estaba la mosca encima de la llave del Porsche, partiendo la mesa por la mitad que se rompe en pedazos, sin soltar la silla de las manos, con la inercia, el peso de la silla, el dolor del dedo, se inclina, cae sobre la mesa mientras siente el aleteo de la mosca cerca de su oído derecho zumbar exaltada, al tiempo que siente un cristal que le parte el pecho y queda muerto en el acto mientas el centro de flores de plástico cae encima de su espalda.
Paco Aviñó
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